domingo, 25 de enero de 2009

La niña del parque



Hoy he vuelto a ver a la niña
si, de veras, era ella,
¡Estoy seguro!
Pero esta vez aún no ha declinado el sol...
Era ella, ¡Seguro!
Con sus grandes ojos achinados
y como confundir esos labios...
La luna se ha encaramado a lo alto del cielo.
Vuelve a pasar la niña
pero esta vez, no estoy tan seguro.
Puede que sea un espejismo
o que mis fuerzas empiezen a flaquear...
Me siento en el banco y la veo danzar,
son sus finas manos,
sus delgados pies,
sus hermosas orejas...
Hoy está preciosa
pero no me atrevo a decirle nada!!
Mi conciencia pierde el sentido
y me dejo caer sobre el banco
de este parque solitario...
solitario, pero con una niña danzando
al son de las hojas de los árboles.
No sé si la volveré a ver
no sé si vendrá más a este parque
pero yo estaré aquí todas las noches
esperando a que el aura blanca de la luna,
me muestre su delicado cuello...
Ella está triste y yo no puedo hacer nada
por alegrarla,
sólo contemplar sus encantos,
mientras mis ojos pierden la vida...
¡¡¡En un solitario banco de un parque!!!

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